cada vez que me tapo hasta el cuello
con sábanas viejas
y doy brazadas para no extinguirme
en el mar de un sueño
que ya sólo es agua dormida
entonces dejás bajo mi nuca
otra noche incalculable
porque tenes esa costumbre
de dolerme despacito
mientras me saludas desde
los rincones más oscuros
como si mi nombre fuera poco
para tanto abismo
Mauricio Escribano
Imagen Katia Chausheva
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario