como era de esperar
la lluvia golpeó con su piquito los cristales
tic tic
yo la dejé entrar
y ella como siempre
voló dentro de casa
salpicando de tristeza
las paredes
-que descuido-
me olvidé que ya hace tiempo
tengo un gato en la cocina
y ahora viene a ronronearme
con las plumas empapadas
en su boca.
Mauricio Escribano
Imagen Antonio Palmerini
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