y tristezas, buscándome a tientas
con tus manos sucias, y esa tos
que te obsesiona con la duda.
Yo vi que en tu pelo había papel soñado
y plumas de tormenta. Tenías el sabor final
de lo infinito. Tan desnuda de amor bajo la hiedra
que tus pezones germinaban en mi boca.
Nunca sabré si me amabas o te abría
mi temperatura. Quizás fue instinto de llanto.
No lo sé, me confundiste. Quizás querías un poeta
y no un enamorado.
Mauricio Escribano
Imagen Laura Makabresku
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario