Recorrí el viejo San Telmo
entré a todos los mercados
buscando el recuerdo de tus besos
revisé cada intersticio entre budas
de marfil y arañas de alabastro.
Caminé con una estatua
buscando los caireles de tu risa
y en alguna latitud inalcanzable
se largó a llover de pronto.
Para saber de vos, miré a los ojos
cada cuadro, cada figura de bronce,
les pregunté si sabían de una enorme soledad
que se extiende como el polvo.
Antes de irme, a los relojes de pared
les di la hora. Aún llovía en algún sitio.
Froté mis ojos y pensé: Que si había
otra esperanza, era el olvido.
Mauricio Escribano
Imagen Jacqueline Aguilera
y Analía Manetta
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario