Paso mi mano por este cuerpo
que el viento ha mordido
le quito los clavos
aúlla.
Ahora sí. Veo que toda mi vida
fue pequeñísima. Quién habrá
atado mi nombre con alambre.
¡Qué importa! Algo feroz me llama
por debajo de la piel. Recién llego
donde no hay bordes.
Mauricio Escribano
Imagen Hélène Desplechin
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